La preeclampsia en el embarazo

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La preeclampsia es una afección propia de las mujeres embarazadas, que se caracteriza por la aparición de hipertensión arterial y proteinuria, es decir, presencia de proteínas en la orina.

En realidad, estos signos funcionan como alarmas que indican que algo no va bien en el sistema arterial de la futura madre, lo que requiere un control de sus cifras de tensión para evitar que desemboque en otras complicaciones que son el verdadero peligro de la preeclampsia, entre ellas la eclampsia.

La preeclampsia únicamente ocurre en el embarazo y durante las 6 semanas posparto. Puede darse a partir de las 20 semanas, pero más frecuentemente hacía el final del embarazo.

Cuando una mujer la sufre, es posible que presente algunos de estos síntomas:

  • Hinchazón en manos y cara , especialmente alrededor de los ojos.
  • Aumento de peso repentino.
  • Dolores de cabeza fuertes.
  • Visión borrosa, luces centelleantes, pérdida parcial o total de la vista.
  • Náusea o vómitos, especialmente si son repentinos y tienen lugar después de las 20 semanas de embarazo.
  • Dificultad al respirar.
  • Dolor en la parte superior derecha del abdomen o el hombro, sensación de quemazón en la boca del estómago.
  • Confusión o simplemente sentirse mal.

Muchos de los síntomas de la preeclampsia se pueden confundir con los malestares comunes del embarazo, pero otras veces la preeclampsia NO causa síntomas. La mejor forma de detectarla a tiempo y poder controlarla es revisando la presión arterial y proteínas en la orina en los controles prenatales de rutina.

  • Presión arterial.  La presión arterial sana es 110/80. Si el número superior es 140 o más, o el inferior 90 o más, esto significa que la presión arterial está alta.
  • Proteína en la orina. Le harán una prueba en la que se sumerge una tirita que mide la cantidad de proteínas en su orina.

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Si es detectada preeclampsia, deberá llevarse un control prenatal estricto. Esta es la mejor forma de evitar serios problemas, como la eclampsia (convulsiones que pueden producir un estado de coma) o el síndrome HELLP  (una complicación que afecta la función del hígado). Siguiendo las indicaciones y mediante revisiones contínuas, la preeclampsia se puede controlar. Pero en caso de no ser así, debe inducirse el parto, ocasionando que el bebé nazca de forma prematura.


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